La insoportable levedad del nuncacomer. Primera parte: Santas y Brujas
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Resumen
La anorexia no es una enfermedad de la Modernidad. Ya a finales del siglo XVI, Rosa de Santa María sometía su cuerpo al hambre y la tortura como vehículo para acercarse a Dios. Se acostumbró a consumir alimentos poco apetitosos y cada vez en menor cantidad. Pero dentro de esta enfermedad hay dos polos opuestos: París, la capital de la moda y la delgadez extrema, Biafra, la capital del hambre y los cuerpos esqueléticos, la tierra de los muertos. Más allá de lo puramente simbólico, hay una tragedia que empezó hace mucho tiempo y cuyas manifestaciones se ven hoy como una grotesca caricatura de la estupidez humana que llevó –y todavía lleva— a millones de jovencitas a morir prácticamente de inanición. Pero en el pasado, la coyuntura socio-cultural era distinta, sobre todo en la región europea, pero la enfermedad siempre fue la misma: privación sistemática del alimento con grave riesgo de la salud y la propia vida. A lo largo de la historia también ha habido falsas anoréxicas, famosos/as anoréxicas (un "ejemplo" en el que mirarse), y brujas, sí brujas. Algunos han venido a decir que parece que los síntomas de esta enfermedad no son propios de los tiempos posmodernos ya que han sido descritos y nominados en distintas épocas de la historia: brujas, santas, histéricas, anoréxicas, parecen ser algunos nombres que se le han dado a estas mujeres problemáticas que no se ajustan al discurso dominante de la época.